Comenzar Nuevos Ciclos: El Llamado al Autoconocimiento en el movimiento entre lo Apolíneo y lo Dionisíaco

En la vida, hay momentos en los que sentimos un profundo llamado a comenzar de nuevo, a iniciar un ciclo distinto que nos acerque más a quienes realmente somos. Estos momentos suelen estar cargados de preguntas, miedos y, sobre todo, de la posibilidad de un nuevo entendimiento de nosotros mismos. ¿Qué nos impulsa a este cambio? ¿Qué nos detiene? ¿Y cómo podemos escuchar, con claridad, esa voz interna que nos invita a conocernos más profundamente?

En el enfoque gestáltico, cada cambio es una oportunidad de crecimiento. Se trata de un proceso dinámico y vivo, donde el autoconocimiento y la autenticidad son claves. Para entender cómo comenzar un nuevo ciclo y lo que esto implica, es útil mirar las ideas de Claudio Naranjo sobre lo apolíneo y lo dionisíaco, conceptos que él rescata de la filosofía y la mitología para explorar las dimensiones fundamentales de nuestra existencia.

“Si quisiéramos aplicar a nosotros esa voluntad de liberarnos o de amarnos, incluso de descriminalizarnos, no podríamos hacerlo sin el autoconocimiento. Por falta de autoconocimiento, no sabemos que no tenemos amor a nosotros mismos.” 

Claudio Naranjo

Lo Apolíneo y lo Dionisíaco: Dos Fuerzas en Nuestra Vida

Claudio Naranjo, psicoterapeuta y pionero en la integración de la psicología y la espiritualidad, utiliza estos términos para describir dos aspectos esenciales de la vida humana. Lo apolíneo representa la claridad, la armonía, el desapego, el orden, la razón y la estructura. Es la fuerza que nos ayuda a poner límites, a crear formas y a seguir caminos predecibles y seguros. Por otro lado, lo dionisíaco simboliza el caos, la pasión, el instinto y la emoción. Es la energía que nos impulsa a romper con lo establecido, a explorar lo desconocido y a vivir de manera más libre y auténtica.

Estos dos aspectos no son opuestos, sino complementarios. En la vida, ambos son necesarios y están en constante diálogo. Sin embargo, muchas veces nos inclinamos más hacia uno que hacia otro, perdiendo el equilibrio que necesitamos para vivir de manera plena.

“Lo apolíneo se relaciona con la forma, la estructura y el orden, mientras que lo dionisíaco tiene que ver con la vida, la pasión y la espontaneidad. Ambos son necesarios para una existencia plena.”

Claudio Naranjo, “La mente patriarcal”

El Llamado a un Nuevo Ciclo

Cuando sentimos el impulso de iniciar un nuevo ciclo en nuestras vidas, lo que realmente puede estar ocurriendo es una invitación a integrar de manera más consciente estos dos aspectos en nuestro ser. Es un llamado a reconocer dónde hemos estado demasiado enfocados en el control, la rutina y la seguridad (lo apolíneo), y dónde hemos descuidado nuestras pasiones, deseos y la conexión con nuestra esencia más profunda (lo dionisíaco).

Responder a este llamado implica un acto de valentía. Requiere que miremos hacia adentro y nos preguntemos: ¿Qué parte de mí necesita ser escuchada en este momento? ¿Qué aspectos de mi vida están pidiendo un cambio, y cómo puedo honrar tanto mi necesidad de estabilidad como mi deseo de libertad?

“Conocerse a uno mismo es la mayor aventura que podemos emprender, pues nos permite descubrir quiénes somos más allá de las máscaras que llevamos.”

Claudio Naranjo, “Autoconocimiento transformador”

Un primer paso…

Iniciar un nuevo ciclo es también una invitación a abrir espacios de reflexión, tanto a nivel personal como con los demás. Conversar sobre estos temas con amigos, familiares o en terapia grupal puede enriquecer tu proceso y ayudarte a ver nuevas perspectivas. La Gestalt nos enseña que el contacto auténtico con los otros nos permite conocernos más a nosotros mismos.

En conclusión, comenzar un nuevo ciclo es una aventura hacia el autoconocimiento, una danza entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Al integrar estas dos fuerzas, podemos vivir de manera más equilibrada y auténtica.

“El equilibrio entre la razón y la pasión es lo que nos permite vivir una vida auténtica, una vida que no solo se ajusta a lo que creemos que deberíamos ser, sino a lo que realmente somos.”

Claudio Naranjo, “Cantos del despertar”