El COACHING INTEGRATIVO, inspirado en las enseñanzas de Claudio Naranjo, abraza la dualidad entre lo dionisíaco y lo apolíneo, creando un enfoque holístico que honra tanto la pasión como la estructura en el desarrollo personal y profesional. Es un punto de partida perfecto para quienes buscan dedicarse al ámbito de acompañamiento de personas, dando herramientas no solo para trabajar, si no también para integrar la carga emocional que este tipo de trabajos conlleva.
“No es puramente cognitivo el autoconocimiento, no es un fenómeno intelectual…es doloroso el autoconocimiento. Admitir que uno es como es requiere humildad.”
CLAUDIO NARANJO
El autoconocimiento, como decía Claudio Naranjo, no es solo un proceso cognitivo ni intelectual, sino un camino que puede resultar doloroso al confrontar la imagen idealizada que tenemos de nosotros mismos. Este proceso nos invita a destruir ilusiones para alcanzar una comprensión más profunda de nuestro ser.
Por eso, el COACHING INTEGRATIVO juega un papel clave, equilibrando lo apolíneo y lo dionisíaco: la estructura y el orden que nos ofrecen seguridad, junto con la apertura emocional y la creatividad que impulsan la verdadera transformación
El coaching integrativo va más allá de lo puramente cognitivo; es un proceso de autoconocimiento profundo que abarca todos nuestros centros: mental, emocional y corporal. No solo facilita la transformación personal, sino que también ofrece herramientas concretas para acompañar a otros en su propio camino de desarrollo y crecimiento.
Lo apolíneo en el coaching integrativo se manifiesta, por ejemplo, en la estructura y el rigor metodológico. Proporciona herramientas concretas y estrategias basadas en evidencia para guiar el proceso de transformación. Este aspecto incluye
— la planificación de objetivos
— la medición del progreso
— la aplicación de técnicas específicas para el cambio de comportamiento y creencias.
Por otro lado, lo dionisíaco abraza:
— la espontaneidad
— la intuición
— la conexión emocional profunda.
Este aspecto fomenta la exploración creativa, la expresión auténtica y la apertura a experiencias transformadoras. Incluye prácticas que involucran el cuerpo, las emociones y la espiritualidad.
El coaching integrativo busca así, un equilibrio dinámico entre estos dos aspectos. Reconoce que el crecimiento verdadero ocurre cuando la estructura apolínea proporciona un contenedor seguro para que la energía dionisíaca pueda fluir y transformar. Este enfoque permite desarrollar tanto la disciplina y la claridad mental como la apertura emocional y la creatividad.
En la práctica, un coach integrativo podría combinar técnicas estructuradas de establecimiento de metas con ejercicios de visualización creativa, o alternar entre análisis racionales de situaciones y exploraciones intuitivas de sentimientos y sensaciones corporales. Este enfoque equilibrado permite abordar los desafíos desde múltiples perspectivas, promoviendo un crecimiento más completo y sostenible.
Nuestra formación en coaching integrativo invita a los participantes a experimentar y encarnar estos aspectos apolíneos y dionisíacos de manera orgánica y respetuosa. A través de un programa cuidadosamente diseñado, los estudiantes tienen la oportunidad de desarrollar tanto sus habilidades analíticas y estructurales como su intuición y expresión creativa, preparándolos para ser coaches versátiles y efectivos en un mundo que demanda tanto orden como innovación.
Imagina a una persona que se ha sumergido completamente en su trabajo, dedicando largas horas a cumplir con metas y responsabilidades. Este enfoque excesivo en la estructura y la eficiencia (energía apolínea) puede llevar a una desconexión emocional y a la represión de su creatividad y espontaneidad (energía dionisíaca). Como resultado, esta persona puede experimentar ansiedad, fatiga y una sensación de vacío. La falta de momentos para disfrutar, explorar o simplemente ser, afecta su bienestar general.
“La verdadera sanación es la aceptación y el verdadero proceso es la entrega.” – Claudio Naranjo
Para restaurar el equilibrio, sería esencial que esta persona incorporara prácticas que nutran su lado dionisíaco, como la meditación, actividades creativas o momentos de juego. Al hacerlo, no solo mejoraría su estado emocional, sino que también encontraría nuevas perspectivas para enfrentar los desafíos de su vida diaria. Este ejemplo resalta cómo el coaching integrativo puede ser clave para lograr un balance saludable entre estas energías.
Aquí tienes un ejercicio divertido que puedes hacer en casa:
1. Encuentra tu espacio: Busca un lugar tranquilo donde puedas moverte libremente.
2. Pon música: Elige una melodía suave que te inspire.
3. Baila: Comienza moviéndote como desees; deja que tu cuerpo exprese lo que siente (¡aquí entra Dionisio!).
4. Estructura: Después de unos minutos, intenta incorporar movimientos más organizados, como pasos de baile o yoga (¡bienvenido Apolo!).
5. Alterna: Juega entre movimientos libres y estructurados, sintiendo cómo se complementan.
6. Reflexiona: Tómate un momento para pensar en cómo esta danza entre libertad y estructura puede aplicarse en tu vida diaria.
Este ejercicio es una hermosa manera de experimentar cómo la pasión dionisíaca y la estructura apolínea pueden coexistir en armonía. Recuerda este equilibrio es clave para nuestro desarrollo personal y profesional.
¡Espero que este artículo te haya inspirado! ¿Listo para dar el siguiente paso?
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