A medida que diciembre despliega su encanto, nos encontramos en ese espacio único entre lo que fue y lo que será. Es un tiempo de reflexión, lleno de encuentros con la familia y amigos, o la ausencia de éstos. Un momento para mirar hacia atrás con nostalgia y hacia adelante con esperanza. Este período nos invita a hacer un balance, a cerrar ciclos y a reconocer las pérdidas que hemos experimentado, de seres queridos, de partes de nosotros mismos, de sueños, de expectativas. ¿Cómo te sientes al acercarte al final de este ciclo?
Cerrar un ciclo no siempre implica un final definitivo. A veces, es simplemente reconocer que una etapa ha concluido, que quizá estamos en un ciclo que no avanza, y que es momento de avanzar. Puede ser el fin de una relación, un cambio de carrera, o incluso la transformación de una creencia que ya no nos sirve.
A veces, perdemos partes de nosotros mismos en el camino como la inocencia de la juventud, ciertas amistades que se desvanecen con el tiempo, oportunidades que no llegaron a materializarse, o versiones de nosotros mismos que ya no encajan en nuestra realidad actual. Estas pérdidas, aunque menos tangibles, merecen ser reconocidas y honradas. Son parte integral de nuestro crecimiento y evolución.
¿Hay alguna pérdida sutil que hayas experimentado y que quizás no hayas reconocido plenamente?
Hacer un balance no se trata solo de enumerar logros y fracasos. Es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro crecimiento personal ¿En qué aspectos hemos evolucionado?
¿Qué cualidades nos han ayudado a superar los desafíos? ¿Qué aspectos de nosotros mismos queremos trabajar? Si tuvieras que elegir tres palabras para describir tu crecimiento este año, ¿cuáles serían? ¿Qué aprendizaje personal valoras más de este año que termina?
Claudio Naranjo, en su sabiduría, nos recordaba la importancia de “morir” a lo viejo para renacer a lo nuevo.
Aquí te ayudamos a comenzar este proceso con ciertos pasos que ayudan a integrar nuestras vivencias y preparar la tierra para lo nuevo:
El primer paso implica una conciencia aguda de nuestro estado actual. Debemos identificar qué aspectos de nuestra vida están llegando a su fin natural. Esto puede incluir relaciones, creencias, hábitos o situaciones que ya no nos nutren o que han cumplido su propósito en nuestro camino.
Una vez reconocido el ciclo que termina, es crucial abrazar la realidad del cambio sin resistencia. Naranjo enfatizaba la importancia de no aferrarse a lo conocido por miedo a lo desconocido. La aceptación implica una apertura a la transformación y una disposición a enfrentar la incertidumbre que conlleva todo proceso de cambio.
El tercer paso involucra un profundo agradecimiento por las experiencias vividas y las lecciones aprendidas durante el ciclo que concluye. Naranjo nos enseñaba que incluso las experiencias difíciles son oportunidades de crecimiento y que la gratitud nos permite integrar estas enseñanzas de manera positiva.
Finalmente, el proceso culmina con la liberación consciente de aquello que ya no nos sirve. Esto puede implicar desprenderse de patrones de pensamiento limitantes, relaciones tóxicas o apegos emocionales que obstaculizan nuestro crecimiento. La liberación abre espacio para nuevas experiencias y oportunidades de desarrollo personal.
Este proceso de “morir” y “renacer” que Naranjo describía no es un evento único, sino un ciclo continuo de transformación personal. Al practicarlo conscientemente, nos permite evolucionar, adaptarnos y crecer de manera más armoniosa y plena.
Al enfrentar los cierres, las pérdidas y los balances de fin de año, recordemos las enseñanzas de Claudio Naranjo sobre la compasión hacia uno mismo.
Este es un momento para ser gentiles con nuestro proceso, para honrar cada paso del camino que nos ha traído hasta aquí.
¿Qué acto de autocuidado podrías realizar para honrar tu camino?
Que este cierre de año sea una oportunidad para reconectar con nuestra esencia, para soltar con amor lo que ya no nos sirve y para abrirnos a las nuevas posibilidades que el futuro nos depara. Recordemos que cada final es también un nuevo comienzo, y que en cada pérdida se esconde la semilla de un nuevo crecimiento.
Al mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con esperanza, nos permitimos estar plenamente presentes en este momento de transición. Y es en esta presencia donde encontramos la verdadera magia de la renovación y el renacimiento personal.
Vamos a utilizar un enfoque de Coaching Integrativo que te guiará para crear una visión clara de lo que deseas en tu vida:
Visualización Creativa
Encuentra un lugar tranquilo y cómodo.
Cierra los ojos y visualiza tu vida ideal en un año. ¿Qué ves? ¿Cómo te sientes? ¿Qué estás haciendo?
Mapa de Sueños
En una hoja grande, dibuja o pega imágenes que representen tus deseos y metas. Incluye palabras o frases inspiradoras que resuenen con tu visión. Puedes escribir 3-5 afirmaciones en presente que reflejen tus metas. Ejemplo: “Soy una persona saludable y llena de energía”.
Ritual de Compromiso
Crea una pequeña ceremonia para comprometerte con tu visión.
Puede incluir encender una vela, meditar brevemente o compartir tus metas con un ser querido.
Diario de Gratitud y Progreso
Cada semana, escribe 3 cosas por las que estás agradecido/a y 1 paso que has dado hacia tus metas.
Recuerda, como Naranjo enseñaba, el cambio verdadero viene desde adentro. Este ejercicio no solo se trata de lograr metas externas, sino de alinear tu ser interior con tus deseos más profundos. Al hacerlo, estás creando un puente entre tu presente y el futuro que deseas manifestar.
Ref.Naranjo, Claudio. “Cómo superar el dolor.” YouTube, 23 octubre 2011, https://youtu.be/Ndqc2yTHqpg?si=nma0jzpg1Ge5801d&t=14
Te mantendremos al tanto de todo lo que pasa: talleres, actividades, nuevas formaciones, y más…
INSTITUT INTEGRATIU
Hola, ☺️
¿Cómo podemos ayudarte?
Horarios de atención de 10h a 17h de lunes a viernes.
Contáctanos
🟢 Online | Privacy policy