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Verano: Descansar en Tiempos de Hiperconectividad, Culpa y Productividad.

Queridos lectores, queremos cerrar este ciclo de ERES con un tema que nos toca a todos de cerca: cómo descansar de verdad en un mundo donde estamos siempre conectados, con la sensación de que nunca es suficiente y donde la culpa por parar parece estar siempre presente.

En este artículo vamos a hablar de esa trampa en la que caemos, de la presión constante por ser productivos, y de cómo el descanso auténtico se diferencia mucho de ese tiempo que pasamos frente a las pantallas sin realmente desconectar. 

La trampa de la hiperconectividad

Estamos en una era donde la tecnología ha desdibujado los límites entre el trabajo y el descanso. El teléfono móvil, el correo electrónico y las redes sociales nos mantienen “siempre disponibles”, incluso durante las vacaciones.

¿Te ha pasado que, mientras estás en la playa o en una reunión familiar, revisas el móvil sin darte cuenta? Esta hiperconectividad genera una sensación de urgencia constante y dificulta la desconexión real, ya que los momentos de descanso se ven interrumpidos por notificaciones y la presión de responder ipso facto. Esto puede aumentar el estrés y la ansiedad.

¿Sabes poner límites claros entre tus tiempos? ¿Te permites desconectar del trabajo para estar presente con tu familia o disfrutar de tus amistades? ¿Dejas espacio para estar a solas contigo mismo, sin distracciones?

La ilusión de la productividad constante

Vivimos en un mundo que valora la productividad por encima del bienestar. Se nos incentiva a aprovechar cada minuto, incluso el tiempo libre, para “ser productivos”: aprender algo nuevo, leer, hacer ejercicio, mejorar una habilidad.

Quizás te reconozcas en esa sensación de que, si no estás haciendo algo “útil”, estás perdiendo el tiempo. Esta mentalidad convierte el descanso en otra tarea más de la lista, generando una presión silenciosa que impide relajarse genuinamente.

Carl Rogers, psicólogo humanista, sostiene que el valor de la persona reside en su capacidad de acercarse a nuestros propios objetivos vitales y en la autenticidad de nuestro desarrollo, no en la cantidad de logros productivos. Para él, una persona altamente funcional está abierta a la experiencia, vive en el presente, confía en sí misma, es creativa, ejerce su libre elección y busca su desarrollo personal según sus propias necesidades.

Culpa por descansar: una herencia cultural

En muchas culturas, el descanso se asocia con pereza o falta de ambición, una creencia heredada de generaciones anteriores. Nuestros abuelos y bisabuelos vivieron en contextos donde la supervivencia dependía del esfuerzo constante y donde el trabajo duro era sinónimo de dignidad y respeto. Frases como “el que madruga, Dios lo ayuda” o “el que no trabaja, no come” se transmitieron de generación en generación, impregnando nuestra percepción del ocio. Hoy, aunque nuestras realidades han cambiado, seguimos cargando con esa culpa cuando intentamos desconectar: “no soy suficiente”, “estoy procrastinando”.

Es importante reconocer que esta culpa es un fenómeno aprendido, no natural. La autoexigencia de “ser útiles” en todo momento puede llevar al agotamiento físico y emocional. Romper con esta herencia cultural implica resignificar el ocio y el descanso como necesidades legítimas, no como lujos o pérdidas de tiempo.

Nuestro maestro, Claudio Naranjo, nos invita a vivir desde la libertad interna y la conexión con nuestros propios deseos y necesidades, en lugar de responder a presiones externas que exigen productividad ininterrumpida. Quizás ha llegado el momento de preguntarnos: 

¿De quién es realmente la voz que nos exige no parar? 

¿Y si este verano nos permitimos descansar, honrando también a quienes vinieron antes, eligiendo vivir desde un paradigma más amable y consciente?

 

Descanso auténtico vs. descanso “con pantalla”

No todo descanso es igual ni tiene el mismo impacto en nuestro bienestar. El descanso auténtico implica desconectarse realmente de los dispositivos electrónicos y buscar actividades que nos permitan estar presentes en el aquí y ahora.

Por ejemplo, un paseo tranquilo por la naturaleza, leer un libro en silencio o compartir una conversación profunda con un amigo sin distracciones tecnológicas. Este tipo de descanso favorece la escucha interna, la autorregulación emocional y la recuperación profunda del cuerpo y la mente. En cambio, el descanso “con pantalla” es consumir contenido digital: mirar series, navegar en redes sociales o revisar el móvil constantemente. Aunque puede parecer una forma de desconexión, muchas veces mantiene nuestro sistema nervioso en estado de alerta por la sobreestimulación visual y auditiva. Además, la multitarea digital puede aumentar la fatiga mental y dificultar el sueño reparador.

Mientras el descanso auténtico nos invita a la presencia y a la reconexión con nosotros mismos y nuestro entorno, el descanso “con pantalla” suele ser una distracción que, aunque placentera a corto plazo, no cumple la función reparadora que necesitamos.

La teoría polivagal y el nuevo paradigma del entretenimiento constante

La teoría polivagal, desarrollada por el neurocientífico Stephen Porges, nos explica que nuestro sistema nervioso regula nuestras respuestas emocionales y fisiológicas a través de 3 estados: la conexión y calma (vago ventral), la activación y alerta (sistema simpático) y la desconexión o congelamiento (vago dorsal).

En nuestra sociedad, hemos adoptado un paradigma erróneo que nos empuja a estar siempre entretenidos y en constante actividad, manteniendo nuestro sistema nervioso en un estado crónico de alerta o sobreexcitación.

Esta hiperactividad permanente dificulta que activemos el estado de calma y conexión profunda que necesitamos para un descanso auténtico y una regulación emocional equilibrada. Estar siempre “ocupados” o “entretenidos” se ha vuelto una forma de evitar el silencio interno y la sensación de seguridad que el cuerpo anhela, generando estrés, ansiedad y agotamiento.

Te invitamos a cuestionar este falso ideal de productividad y entretenimiento ininterrumpidos, y a recuperar espacios de verdadera calma y presencia. Solo cuando nuestro sistema nervioso puede bajar de ese estado de alerta constante, podemos experimentar un descanso reparador, conectar genuinamente con nosotros mismos y con los demás, y vivir desde un lugar de libertad interna y bienestar integral.

TE SUJERIMOS:

Ejercicio práctico para activar el nervio vago ventral

  1. Busca un lugar tranquilo y siéntate cómodamente, con la espalda recta.
  2. Masajea suavemente tus orejas con las yemas de los dedos durante unos segundos; esta zona está conectada con el nervio vago y su estimulación favorece la relajación.
  3. Cierra los ojos y lleva la atención a tu respiración.
  4. Inhala por la nariz durante 4 segundos, llevando el aire hacia el abdomen.
  5. Exhala lentamente por la boca durante 6 segundos, si puedes, emitiendo un sonido suave (como un suspiro), lo que potencia la estimulación vagal.

 

Repite este ciclo durante 2-5 minutos, manteniendo la atención en las sensaciones de calma y seguridad. También puedes masajear suavemente la mandíbula y los pómulos mientras respiras, o sonreír levemente para activar la conexión social.




Meditación guiada por Claudio Naranjo

En este video, Claudio Naranjo ofrece una meditación guiada en la que invita a los participantes a experimentar el descanso auténtico a través de la presencia y la observación interna. 

Naranjo, C. (2012, 18 de octubre). Meditación guiada por Claudio Naranjo [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=wWIvw_crpw8

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