Cuando le propuse a Claudio Naranjo que quería hacer una investigación y me ofreció la opción de hacerla sobre las fallas en el maternizaje y paternizaje por tipos de carácter, pude darme cuenta en mi entorno terapéutico gestáltico de cómo se puede caer en la inercia de ser autoridad para los clientes y como eso lleva a relaciones de transferencia que hacen que el foco de la terapia esté más en ser hijo ante los padres de una forma excesiva. También he aprendido con la investigación a dar más autoridad al cliente y desde ahí poder trabajar su responsabilidad en su vida; lo que incluye además de ser hijo el ser padre o madre. He observado que esto de por sí ya desarrolla comprensiones, capacidades y todo tipo recursos.
Mencionar especialmente cómo me ha inspirado el ideal de Totila Albert que Claudio Naranjo nos transmite: “una armonía de nuestros componentes psico-biológicos” “un mundo posible formado por seres que han alcanzado ese equilibrio interior entre sus partes padre, madre e hijo. -Era tal “abrazo-a- tres” lo que consideraba como la esencia de la salud y la condición de seres completos. En aquel en cuyo corazón se abracen el padre, la madre y el hijo con sus respectivos amores, naturalmente no habría ni la tiranía del intelecto, ni el emocionalismo desequilibrado, ni la anarquía de la impulsividad. “Totila Albert veía nuestros “tres principios” ya en la estructura del embrión, constituido por sus tres “capas” (ectodermo, mesodermo y endodermo).
Cada uno de los tres principios hace una función distinta y complementaria, Claudio Naranjo recoge como el principio paterno es “fecundar, producir y dar forma al don de la vida”, en el materno las funciones son las de “recibir, nutrir, educar y devolver a la vida toda su esencia”, mientras que las funciones propias del hijo son las de “crecer, aprender, desear, y ser libre”
Abril 2019
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